Secuelas del consumo de porno
A largo plazo, el porno parece provocar disfunciones sexuales, especialmente en forma de incapacidad para conseguir erecciones o para alcanzar el orgasmo al mantener relaciones con otra persona.
De la misma manera, el grado de satisfacción con la relación y el compromiso con la pareja también pueden verse afectados.
Con el fin de tratar de dar explicación a estos efectos, algunos científicos han establecido paralelismos entre el consumo de pornografía y el abuso de sustancias.
El diseño evolutivo hace posible que el cerebro responda a la estimulación sexual liberando dopamina, un neurotransmisor asociado principalmente a la anticipación de recompensa que actúa también en la programación de recuerdos e información en el cerebro.
Esto significa que cuando el cuerpo quiere, por ejemplo, comida o sexo, el cerebro recuerda lo que debe hacer para obtener el mismo placer que en ocasiones anteriores.
En lugar de dirigirse a su pareja para lograr una realización o gratificación sexual, los consumidores habituales de porno recurren a su teléfono u ordenador cuando el deseo llama a su puerta.